miércoles, junio 14, 2006

THE WALL STREET JOURNAL

China se despide de las bicicletas, pero una ola de autos crea una crisis ambiental

June 14, 2006 4:05 a.m.
Por Gordon Fairclough y Shai Oster

PEKÍN — Casi 1.000 automóviles nuevos salen a las calles todos los días, abarrotando una ciudad que ya está congestionada por la contaminación. Los actuales niveles de dióxido de nitrógeno exceden en 78% las directrices sobre aire limpio de la Organización Mundial de la Salud.

El alcalde de la capital china, Wang Qishan, se queja de que la cantidad de autos que invaden las calles hace "más difícil administrar la ciudad". Los funcionarios municipales están tan preocupados por la calidad del aire, que están considerando imponer una prohibición temporal para los autos para los Juegos Olímpicos de 2008. Pekín es la ciudad china con más automóviles, pero casi no impone restricciones sobre los autos.

Al mismo tiempo, la ciudad es dueña de Beijing Automotive Industry Corp., una automotriz que tiene empresas conjuntas con DaimlerChrysler y Hyundai Motor. El año pasado, la compañía y sus afiliadas fabricaron más de 500.000 autos, camiones y autobuses, emplearon a 48.000 trabajadores y pagaron más de US$500 millones en impuestos locales. Hacia 2008, espera producir un millón de vehículos al año.

El auge del automóvil subraya el difícil equilibrio que enfrenta China a medida que intenta unirse a las sociedades de consumo: mejorar los estándares y crear empleo para los 1.300 millones de habitantes del país mientras mantiene la contaminación medioambiental y la demanda de petróleo bajo control.

El gobierno central no logra ponerse de acuerdo sobre cómo proceder. Los poderosos planificadores económicos del país ven en la industria automotriz un pilar para la economía nacional. Otros, entre ellos la Administración Estatal de Protección Ambiental, sostienen que China necesita limitar el uso del automóvil y avanzar más rápidamente para reforzar las normas sobre aire limpio.

Los líderes locales también están divididos. Muchos gobiernos urbanos y provinciales, como Pekín, tienen una participación financiera en la industria y están impacientes por capitalizar el aumento de la producción. Pero también reciben quejas de los ciudadanos sobre atascos de tráfico y aire sucio.

En toda China, el aumento de los ingresos y el descenso de los precios de los automóviles han llevado a una explosión en las ventas de vehículos. En el primer trimestre de 2006, las ventas aumentaron 54% respecto al mismo período del anterior. El mercado automotor chino es hoy el segundo mayor del mundo, y la industria emplea a 1,7 millones de trabajadores.

El cambio está sucediendo con tanta rapidez que McDonald's prevé que al menos la mitad de sus nuevas tiendas en China estarán habilitadas para automóviles. Y la moda del automóvil no ha hecho más que empezar. Actualmente, China tiene unos 25 vehículos por cada 1.000 habitantes, aproximadamente el mismo nivel que tenía Estados Unidos en 1915. Si las ventas de autos continúan su ritmo, habrá más de 130 millones de vehículos en las calles de este país hacia 2020.

Eso contribuirá a duplicar la demanda china por petróleo crudo y podría llevar a un drástico aumento de las emisiones de gases con efecto invernadero, según los cálculos del gobierno y de grupos medioambientales.

"Si continuamos con el ritmo actual de consumo para desarrollar automóviles", dice Pan Yue, vice ministro de la Administración Estatal de Protección Ambiental, "el mundo no será capaz de sostenerlo".

Para complicar aún más las cosas, la gasolina china contiene altos niveles de sulfuro y otros contaminantes. Harán falta varios años y miles de millones de dólares para mejorar las refinerías chinas de manera que fabriquen gasolina de una mejor calidad.

Hasta ahora, los que piden controles más estrictos para los autos han sido acallados por la poderosa Comisión Nacional para el Desarrollo y la Reforma, la cual establece las políticas de desarrollo económico del país.

La comisión tiene como prioridad la expansión de la economía para generar empleo para los millones de personas que acuden a las ciudades desde el campo chino. Por eso, los representantes de los gobiernos provinciales —cuyo desempeño se mide en gran medida por su capacidad para impulsar el PIB local y nacional— se empeñan en fomentar la industria automotriz. Por ejemplo, Guangdong, la capital china en la exportación de bienes al consumidor, dice que quiere triplicar su capacidad de fabricación de automóviles hacia 2010.

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