martes, diciembre 27, 2005

THE WALL STREET JOURNAL

El dilema de Harvard: ¿Qué hacer cuando sobra el dinero?

December 27, 2005 4:05 a.m.
John Hechinger


Gernot Wagner se graduó de la Universidad de Harvard en 2002 y sabe qué tiene que hacer cuando recibe una carta pidiéndole una donación para su alma mater. "La rompo", asegura este estudiante de 25 años.

No es que a Wagner no le guste Harvard. Pero no se imagina que sus US$100 marquen una diferencia para la dotación de casi US$26.000 millones que tiene la universidad, más que el Producto Interno Bruto de Bolivia.

"Si das un dólar al África subsahariana, podría salvar una vida", dice. "Un dólar para Harvard son 10 grapas más".

Las universidades más ricas de Estados Unidos tienen tanto dinero en efectivo que cada vez más ex alumnos y expertos en filantropía se preguntan si éstas de verdad necesitan más dinero, y por qué gastan tan poco de lo que reciben.

Contrario a lo que ocurre con el consumidor estadounidense o con el gobierno en Washington, que suelen ser criticados por gastar más de lo que tienen, las universidades reciben la crítica inversa: gastan demasiado poco. Las críticas apuntan a que las universidades más ricas están acumulando dinero que podría servir para inscribir a más estudiantes o brindarles más ayuda financiera, manteniendo así el propósito público, la educación, que las habilita como organizaciones benéficas exentas del pago de impuestos. Además, las críticas se dan en un contexto en el que las matrículas continúan ascendiendo al doble de la tasa de inflación.

La educación superior en este país recibe anualmente US$24.000 millones en donaciones, lo que corresponde a cerca de 10% de todas las donaciones benéficas en EE.UU. Pero muchas de las universidades ricas utilizan menos del 5% de sus dotaciones, según datos reunidos por The Wall Street Journal. Y ello pese a que sus dotaciones producen retornos que a veces superan los dos dígitos. Durante años, el gobierno ha exigido a las fundaciones desembolsar al menos 5% de sus patrimonios financieros para evitar la acumulación de fondos. Pero las universidades no están incluidas.

Veamos qué sucedería si Harvard aumentara en medio punto porcentual la tasa de su gasto, que fue de un 4,3% en el año fiscal que terminó en junio. Aunque con ello sería siendo cautelosa con sus ahorros, la universidad podría admitir gratis a más de 3.000 estudiantes, tomando como base que la actual matrícula de Harvard bordea los US$42.000 al año.

Sólo el año pasado, Harvard recaudó US$590 millones en donaciones. La institución prevé que su tasa de gasto "avance lentamente" hacia el 5% en 2010, dice Donella Rapier, subdirectora de desarrollo y ex alumnos.

Otras universidades ricas tienen un nivel de desembolso similar, como es el caso de la Universidad de Yale, cuya dotación superó los US$15.000 millones, y la Universidad de Princeton, la cual superó los US$11.000 millones.

Según Paul Jansen, director de la práctica sin fines de lucro de la consultora McKinsey & Co., las universidades más ricas deberían gastar al menos 6% de su dotación. Jansen basa su estimación en un cálculo sobre los patrones de las donaciones y los retornos que las universidades obtienen sobre sus dotaciones. Si sólo desembolsan 4%, dice, las universidades están enviando la señal de que no usarán las nuevas donaciones en las próximas décadas. Por eso, agrega, muchos donantes piensan: "Mi dinero significa muy poco para ellas".

Al mismo tiempo, Jansen prevé que los políticos podrían comenzar a cuestionar estas universidades. El Congreso ya está examinado más de cerca las finanzas y los patrones de gasto de las fundaciones benéficas en general. "La posibilidad de una reacción contraria es muy real", advierte.

La respuesta de las universidades de elite es que necesitan ser prudentes y conservar dinero para las generaciones futuras. El presidente de la Universidad de Yale, Richard Levin, señala que, antes de 1985, la dotación de la escuela tenía malos retornos.
"Uno no puede contar con que los buenos tiempos serán para siempre", afirma. En los últimos 10 años, el retorno anual promedio de la dotación de Yale ha sido de 17,4%.

Las universidades aseguran que sus ahorros han permitido aumentar la ayuda financiera para los estudiantes de bajos ingresos. En los últimos años, Harvard dejó de exigir contribuciones de las familias que ganan menos de US$40.000 al año. Yale situó la cifra por debajo de US$45.000. Además, dicen, parte de ese dinero va a proyectos de investigación que, en último término, benefician a toda la sociedad e incluso a países en desarrollo.

Sin embargo, cuando Harvard dio a conocer hace unos días que los seis ejecutivos a cargo de su dotación recibieron en conjunto ingresos por US$56,8 millones durante 2005, las críticas se volvieron más intensas, acusando a la universidad de conducir sus negocios como una firma de Wall Street en vez de una institución académica.

Harvard dice que tiene que ofrecer compensaciones de alto nivel para retener a ejecutivos capaces de manejar eficientemente su inmenso fondo.Para los doce meses terminados el 30 de junio, Harvard reportó un 19,2% de retorno sobre sus inversiones.

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