viernes, diciembre 30, 2005

THE WALL STREET JOURNAL

Antes de aceptar un nuevo puesto infórmese bien sobre la empresa a la que ingresará

Trabajo nuevo, pesadilla nueva

December 30, 2005 4:05 a.m.
Por Erin White


Cuando Katharine Certain, entonces recién graduada de la universidad, aceptó un trabajo en una agencia de publicidad estadounidense el año pasado, pensó que la pequeña firma le asignaría una amplia gama de responsabilidades. No esperaba que éstas incluyeran pasear al perro del dueño.

A veces los trabajos terminan siendo muy diferentes a lo que uno espera. Puede que el jefe lo abrume con deberes inesperados o que no le dé las responsabilidades prometidas. Y podría terminar reportando a alguien que jamás soñó sería su jefe, o trabajando más tiempo de lo planeado.

Los expertos dicen que los candidatos pueden minimizar las probabilidades de que ocurra este tipo de sorpresas haciendo una exhaustiva investigación sobre la compañía y sobre el puesto específico. Ellos recomiendan no confiar solamente en quienes lo entrevistan en su futura empresa.

Sugieren que hable con tanta gente como sea posible sobre el cargo y la firma. Si conoce gente que trabaja allí, pregúnteles sobre las condiciones de trabajo y la posición que tiene en mente. Las respuestas pueden ser diferentes a las que le han dado oficialmente. Si no conoce a nadie, trate de encontrar a actuales empleados, o ex empleados, a través de conocidos o de Internet. Estos contactos lo ayudarán a descubrir si su empleador ha distorsionado la descripción del trabajo al que está postulando.

La entrevista misma puede darle algunas pistas. ¿Describe el entrevistador sus responsabilidades específicas con claridad? Cuanto más específico sea, mucho mejor. La vaguedad podría señalar que sus superiores no han pensado lo suficiente en el trabajo, o que sus deberes futuros encierran alguna desagradable sorpresa. A veces las responsabilidades cambian por razones que no se pueden predecir, como una fusión corporativa, el alejamiento de un jefe, o el ganar o perder un contrato clave.

"La única cosa en la que tiene que pensar es esta: ¿Es su culpa por no haber averiguado lo suficiente antes de aceptar el trabajo, o es culpa de ellos, o no es culpa de nadie?", dice Nella Barkley, presidenta de Crystal-Barkley Corp., una firma consultora en desarrollo profesional.
Certain se da cuenta ahora de que habría tenido que hacer más preguntas antes de empezar.


Ella encontró en Internet el curriculum de dos ex empleados y notó que habían durado cerca de un año en la misma posición que ella ocupaba. Pero no se molestó en contactarlos.

Le dieron apenas un vaga descripción y trataron de venderle la idea de que asumiría más responsabilidades que en una agencia más grande. En un momento, un perro saltó a su falda. Ella pensó que era encantador. "No sabía entonces que llegaríamos a tener una relación tan estrecha", cuenta ella

Pero pronto, todo fue cuesta abajo. Poco después de empezar, su jefa le dijo que tenía que empezar a llamar a clientes potenciales y evaluar planes de comercialización, pero agregó: "Riega las plantas una vez por semana, y saca a los perros antes del mediodía".

Los expertos dicen que Certain debiera haber discutido el asunto con su jefa, para ver si ésta sería una situación duradera. Finalmente renunció a los nueve meses y puso mucho más cuidado en la búsqueda de su próximo trabajo.

Otras veces la sorpresa radica en el horario. Dorri O'Brien Morin, de 37 años, se aburría en su trabajo en comercialización de software. Cuando accedió a ser entrevistada por una pequeña firma, notó que la mayoría de los empleados eran jóvenes y solteros. Ella les dijo que tenía hijos, y que su horario debía ser regular. Ellos estuvieron de acuerdo.

Pero pronto se dio cuenta de que su jornada no era compatible con la del resto del personal. Le gustaba llegar temprano para poder salir a las tres y media o cuatro de la tarde. "Eso no fue bien recibido", recuerda. Programaban reuniones a las 4:30, y luego seguían discutiendo ideas mientras cenaban o tomaban un trago.

Sólo se quedó 12 semanas. "Nunca pensé que sería importante el hecho de que nadie más tuviera hijos", comenta.

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