jueves, octubre 27, 2005

THE WALL STREET JOURNAL
Philip Morris quiere ir de villano a héroe de la salud con inhalador creado por accidente

October 27, 2005 4:05 a.m.
Por Vanessa O'Connell

Durante años, los científicos de Philip Morris USA han estudiado cómo el pulmón humano conduce la nicotina, un químico altamente adictivo, al celebro del fumador. Ahora, los mismos científicos están discretamente haciendo planes para utilizar sus hallazgos para incursionar en el negocio de la salud.

Un equipo de ingenieros y científicos de Philip Morris trabaja en el diseño de un inhalador manual para tratar una serie de males, incluyendo enfermedades pulmonares relacionadas al tabaco. El producto, bautizado como Aria, se originó a partir de un esfuerzo fallido para producir un cigarrillo menos dañino para la salud.

La iniciativa, impulsada por la necesidad de la compañía de protegerse contra el declive en el número de fumadores, ha llevado a Philip Morris a cruzar la línea de batalla en la guerra entre la industria tabacalera y los defensores de la salud pública. Los enemigos tradicionales de la mayor fabricante de cigarrillos de Estados Unidos se hacen súbitamente la pregunta: ¿Debería Philip Morris ser tratada como una fuerza del bien?

"Necesitamos un nuevo aparato con urgencia", dice James F. Donohue, jefe de la división de cuidados intensivos pulmonares de la Escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte y miembro del consejo consultivo de 16 compañías farmacéuticas. "Pero hay tanta desconfianza entre el universo de los médicos y la industria tabacalera. Las personas se preguntarán si el aparato no es un intento de Philip Morris de hacer borrón y cuenta nueva con los daños a la salud pública que la compañía provocó".

Los ejecutivos de Philip Morris quieren que las farmacéuticas consideren al nuevo inhalador no sólo como una nueva manera de tratar el asma y las enfermedades pulmonares asociadas al tabaco, sino como un medio para insertar todo tipo de medicamentos en el cuerpo. Tras años de estudios, las farmacéuticas han aprendido recientemente a producir fármacos como insulina y analgésicos en forma de aerosol. Pero muchos creen que se necesita un inhalador más sofisticado para hacer que los medicamentos alcancen partes más profundas del pulmón. Algunos calculan que el mercado potencial para esas drogas e inhaladores ascendería a los US$25.000 millones al año.

La Sociedad Torácica Estadounidense ya prohibió un intento de Philip Morris de promover el inhalador en una conferencia médica, debido a su asociación con el tabaco. Varias publicaciones médicas han rehusado divulgar estudios auspiciados por las tabacaleras.

Philip Morris ha mantenido el proyecto en secreto mientras estudia la mejor forma de comercializar la tecnología. Pero algunos detalles han salido a la luz pública en documentos de la empresa, informes de científicos involucrados en el proyecto y las solicitudes de patentes de la compañía.

Philip Morris USA vendió 187.100 millones de cigarrillos en Estados Unidos el año pasado y domina un 50% del mercado de ese país. Pero el número de fumadores en EE.UU. cayó de un 26% de la población en 1994 a un 22% en 2003. La tendencia podría acelerarse en breve, cuando se lancen fármacos y tratamientos más eficientes contra la adicción a la nicotina.

Altria Group Inc., la controladora de Philip Morris, ha adoptado medidas para prevenir que este declive afecte otras partes de la compañía. Altria podría separar sus operaciones en EE.UU. de las internacionales, las que siguen creciendo, y planea escindir su 87% en la empresa de alimentos Kraft Foods Inc.

Philip Morris USA descubrió el nuevo inhalador durante uno de los fracasos más notables en sus intentos de lidiar con las reacciones negativas al tabaquismo. En 1986 decidió crear un producto sin tabaco que llevara a los pulmones la dosis de nicotina que los fumadores ansían, sin necesidad de fumar.

Después de experimentos fallidos, la empresa creía que había encontrado una mina de oro en 1994. Inventó un aparato que llamó generador aerosol capilar, que calienta el líquido mientras lo empuja a través de un tubo delgado. Cuando el líquido hierve, emite un chorro de vapor. Una vez que el vapor alcanza el aire frío, se condensa y forma una especie de vaho denso.

Philip Morris calculó que los fumadores preocupados por su salud preferirían inhalar un aerosol con nicotina en vez de llevar el humo peligroso a sus pulmones. Pero Philip Morris desistió del proyecto, creyendo que las autoridades de salud no lo aprobarían, según documentos internos de la compañía.

En su lugar lanzó un cigarrillo con poco humo llamado Accord. Pero el cigarrillo alternativo no captó la atención de los consumidores y Accord nunca salió de la fase de pruebas.

Sin embargo, los científicos de Philip Morris estaban convencidos de que el descubrimiento tenía un potencial considerable en otras áreas. Al llenar el aerosol con otros compuestos farmacéuticos, en vez de nicotina, podrían adaptar el aparato para llevar medicamentos a los pulmones, donde serían absorbidos por la corriente sanguínea.

El equipo de Philip Morris creía que el aparato tenía varias ventajas sobre los inhaladores convencionales. El vapor producido por aparatos existentes en el mercado no es tan fino, lo que hace que gran parte del medicamento quede en la boca y garganta de los pacientes antes de llegar al pulmón, donde puede ser absorbido con mayor celeridad.

Para comercializar el inhalador, Philip Morris contrató a Peter Byron, presidente del departamento farmacéutico de la Universidad del Estado de Virginia. Byron, de 57 años, ha investigado la tecnología de los aerosoles durante gran parte de su carrera. Desde que fue contratado, Byron y su equipo usaron la tecnología de Aria para crear aerosoles de insulina, de buspirona (droga usada para el trastorno de ansiedad) y otros medicamentos. El científico dice que sus pruebas han mostrado que el inhalador logró llevar hasta 90% de las dosis de medicina a los pulmones y la corriente sanguínea, contra sólo un 10% de los otros inhaladores.

Los estudios de Byron continúan. Aria ya fue probado en ratones y perros con el objetivo de recopilar datos sobre la absorción del medicamento en los pulmones y la sangre en un esfuerzo por calcular los niveles apropiados de dosificación.
Philip Morris contrató una firma en Europa para probar el Aria en humanos y los ejecutivos de la tabacalera están activamente cortejando a farmacéuticas y firmas de biotecnología sobre una alianza para comercializar el aparato.

Aunque Philip Morris encuentre un socio, no hay ninguna garantía de que el inhalador será aprobado por el FDA, la poderosa Dirección de Drogas y Alimentos de EE.UU.

NOVEDAD FARMACÉUTICA
Ejecutivos de Philip Morris creen que el inhalador desarrollado por sus científicos podrá contribuir en el tratamiento de:

Jaqueca, vómitos, esclerosis múltiple, retraso en el crecimiento, diabetes, fibrosis cística, dolores asociados al cáncer, enfisema y otros males pulmonares.

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