lunes, febrero 12, 2007

Adiós a la amenaza: ahora las empresas mexicanas ven en China una oportunidad

The Wall Street Journal

Por Loretta Chao

Febrero 12, 2007. -- BEIJING—Hace unos meses, cerca de 100 estudiantes de administración de empresas de la Universidad de Tsinghua de Beijing asistieron a una sesión de preguntas y respuestas con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Paulson.

Los alumnos chinos le preguntaron acerca de su carrera en Goldman Sachs y su nuevo cargo en el gobierno de EE.UU., hasta que Eduardo Nieto del Río levantó su mano.

"¿Cómo pueden países como México, que todavía son mercados emergentes, competir con un monstruo como China?", preguntó.

Paulson se quedó desconcertado, recuerda Nieto del Río, un estudiante mexicano. "Me preguntó: '¿Eres mexicano? ¿Qué haces acá?'". Después ofreció un consejo que Nieto del Río ya había escuchado: ver en el crecimiento chino una oportunidad.

Durante años, México ha culpado a China por quitarle inversión extranjera y empleos industriales de baja remuneración. Pero ahora, el gobierno mexicano y emprendedores como Nieto del Río buscan maneras de hacer negocios con su gran rival y encontrar mercados que China todavía no domina. Es una lección que otras economías eclipsadas por China también están aprendiendo.

"Nuestra economía está totalmente indexada a la economía estadounidense, y me parece que tenemos que diversificarnos", dice este estudiante mexicano de 29 años. "Tenemos que prestarles atención a China, India, Japón y Corea del Sur. Tenemos que pensar más a lo grande".

De rival a aliado

Por más de una década, México ha visto en China un rival económico. Esta perspectiva se agudizó especialmente a fines de los años 90 cuando el país latinoamericano empezó a perder participación de mercado frente a China en la fabricación de electrónicos. En octubre de 2006, México representaba un 10,7% de las exportaciones a EE.UU., frente a 9,3% en 1996. La participación de China creció a 15,2% en octubre de 2006, frente a 6,5 en 1996. Fue en 2003 que China superó a México como el segundo mayor exportador a EE.UU., detrás de Canadá. Después de eso, México comenzó a cambiar de actitud.

En 2005, ambas partes iniciaron conversaciones de desarrollo comercial y, bajo la presión del gobierno, las empresas mexicanas empezaron a reposicionarse.

"Hoy, China es un mercado importante y mañana será un mercado aún más importante para los exportadores de todo el mundo. México necesita desarrollar su presencia (en China)", dice Roberto Zapata, director general de Negociaciones Multilaterales y Regionales de la Secretaría de Economía de México.

Aunque México sigue siendo competitivo en la industria textil, el gobierno ha fomentado las inversiones en productos de mayor valor, tal como lo han hecho competidores como Corea del Sur.

"Hemos llegado a la conclusión que no podemos competir con los costos laborales de China", dice Zapata. "Me parece que la lección es bastante clara: hay que moverse hacia la parte alta de la cadena de valor".

Luis de la Calle, que fue el negociador mexicano cuando China postuló a la Organización Mundial de Comercio, afirma que las empresas mexicanas están más confiadas en que pueden competir con China, invertir exitosamente en ese país e incluso atraer inversión china.

Tortillas en Shanghai

Entre las compañías mexicanas que han tomado la delantera destaca el fabricante de tortillas Gruma S.A.B. de C.V. Para mejorar sus ventas en Asia, Gruma abrió en septiembre del año pasado una fábrica de tortillas de US$20 millones en Shanghai.

Otro caso es el del fabricante de autopartes Nemak, subsidiaria del consorcio mexicano ALFA S.A.B. de C.V. La empresa también quería abrir una planta en China pero después optó por un atajo y, en noviembre, anunció que adquiriría a una empresa local que posee una instalación para producir autopartes.

"Dado su subdesarrollo actual y la posibilidad de fabricar automóviles para los mercados exportadores, el mercado chino tiene el potencial de crecimiento más alto", asegura Enrique Flores, vocero de ALFA. La compañía ya tiene un acuerdo con General Motors en Shanghai para fabricar cabezas de motor para vehículos que se venden en el mercado chino.

"Para las empresas mexicanas es muy importante aprender acerca de China y la manera en que opera ese país", dice De la Calle, que hoy está a cargo de una consultora mexicana que abrió oficinas en Shanghai en 2005. "Si uno adquiere esas destrezas, se vuelve un activo valioso a la vuelta en México e incluso si uno se queda en China".

Estudiar en China

Los mexicanos no son los únicos que tratan de entender el surgimiento de China como una potencia económica global. Según cifras del gobierno, en 2005, China recibió más de 141.000 estudiantes extranjeros, un alza de 21% frente a 2004. La mayoría proviene de países vecinos, como Japón y Corea del Sur.

Cada vez hay más programas de MBA en China: el año pasado eran casi 100. El programa de la Universidad de Tsinghua, que ya lleva 10 años en funcionamiento, cuenta ahora con un plan de reclutamiento en el extranjero para su MBA internacional. La universidad administra ese programa en conjunto con la Escuela de Negocios Sloan del Massachusetts Institute of Technology.

El año pasado, el programa internacional recibió más de 200 solicitudes de estudiantes extranjeros y admitió a 39% de ellos, lo que equivale a un aumento de 30% en la inscripción de alumnos foráneos.

Después de apreciar el desarrollo de China durante un viaje de negocios que hizo con la empresa de envasado de atún para la que trabajaba, Nieto del Río decidió renunciar a su empleo e inscribirse en una universidad china.

Nieto del Río es el primer alumno mexicano de ese programa. "Quiero volverme un experto en el mercado chino", dice, "Y quiero ayudar a mi país a aprovechar el potencial de este mercado… y ayudar a que los chinos entiendan el potencial de México".

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