lunes, diciembre 05, 2005

THE WALL STREET JOURNAL

Ejemplo de implantación de pautas éticas
Aristóteles y US$190.000 millones

December 5, 2005 4:05 a.m.
Por Andrew Higgins


OSLO, Noruega— Henrik Syse, un profesional de la filosofía, dice que su familia le toma el pelo diciendo que "cinco de mis diez mejores amigos son griegos difuntos". Pero hace un par de meses dejó de lado el libro que estaba escribiendo sobre Platón para reflexionar sobre un enigma más práctico: ¿Qué hacer con US$190.000 millones?

Syse comenzó a trabajar en septiembre como experto en ética para el Fondo del Petróleo de Noruega, uno de los mayores fondos de inversión del mundo. "Ha sido un aprendizaje acelerado", dice el académico de 39 años. "Soy un filósofo, no un banquero".

Instalado en una nueva oficina en el banco central noruego, le pagan por cavilar acerca de cómo, en el marco de un vertiginoso aumento de los precios de la energía, el tercer mayor exportador de petróleo del mundo puede compatibilizar las ganancias con los principios. Las inversiones, dice, "están llenas de dilemas éticos". Ahora intenta descifrar cómo el Fondo del Petróleo, el custodio de las ganancias petroleras de Noruega, puede usar sus inversiones para obligar a las empresas a comportarse de manera más ética.

La carrera poco ortodoxa de Syse refleja la inusual posición de un país como Noruega entre los principales exportadores de crudo. Muchos de esos países son pobres, autocráticos o corruptos. Noruega, en cambio, es próspero, democrático y extremadamente limpio. Syse toma el tranvía para ir al trabajo y usa calcetines con estampados de Snoopy.

Hogar de los premios Nobel y de un sinfín de grupos defensores de los derechos humanos, esta nación de apenas 4,6 millones de habitantes ha usado su reputación de rectitud moral para ejercer una influencia alrededor del mundo algo desmesurada con respecto a su tamaño.

El Fondo del Petróleo fue establecido para administrar las utilidades petroleras con vista a las generaciones futuras. Knut Kjaer, su director de inversiones, e Yngve Slyngstad, jefe de valores de renta variable, se acercaron a Syse a principios de año para ofrecerle el empleo. Syse pensó que la oferta era una broma o un malentendido. "¿Saben con quién están hablando?", recuerda haber respondido. "Si tuviera una acción o un bono enfrente de mí, no sabría la diferencia".
Kjaer le aseguró que el fondo tenía suficientes expertos en finanzas. Necesitaba un filósofo moral para ayudarles a implementar una nueva serie de "pautas éticas" introducidas por el Ministerio de Finanzas el año pasado. Le ofrecieron el doble de su salario académico, Syse decidió aceptar el trabajo.

Syse, que tiene títulos en filosofía de la Universidad de Oslo y Boston College, sabe de sobra acerca de ética. Su último libro, cuyo título es algo así como Caminos a una buena vida—Reflexiones filosóficas sobre la ética diaria, aplica las teorías de grandes pensadores a problemas cotidianos.

Pero cuando se trata de finanzas, el terreno se vuelve endeble. A veces le confunde la jerga utilizada por sus nuevos colegas, por lo que tiene un diccionario de negocios cerca suyo. Algunos noruegos, observa, interpretan mal su rol: "Piensan que soy un inquisidor en el gran castillo del capitalismo".

Durante muchos años, los políticos noruegos se resistieron a adoptar una agenda moral, señala Pia Gaarder, editora de Norwatch, un boletín que aboga por una conducta corporativa moral. Les preocupaba que tal pedido distorsionara la principal meta del fondo: ganar suficiente dinero para que el gobierno cubra sus obligaciones futuras.

En noviembre de 2004 el gobierno adoptó nuevas reglas e instituyó un consejo de ética para eliminar compañías dudosas de su portafolio de inversiones. Además, ordenó al fondo que usara sus derechos de accionista para promover parámetros de gobierno corporativo establecidos por la ONU y la OCDE. "Esta es una gran victoria para la opinión pública", sostiene Gaarder. "No queremos una jubilación que esté basada en dinero sucio".

En lo que va de este año, nueve grandes empresas estadounidenses y europeas, muchas de ellas fabricantes de armas, como Lockheed Martin, Corp., han sido eliminadas del fondo.
Syse admite que hacer el bien a veces es complicado. Citando a Samuel Johnson, el escritor inglés del siglo XVIII, dice que vale la pena: "La existencia de la penumbra no significa que no se pueda distinguir el día de la noche".

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