martes, septiembre 13, 2005

Tropas Mexicanas en Estados Unidos

The Wall Street Journal
Las tropas mexicanas ofrecen una ayuda histórica a EE.UU.

September 13, 2005 4:05 a.m.
Por José de Córdoba

SAN ANTONIO-El agente de la patrulla fronteriza Charles Grout se tomó
el jueves un día libre en su tarea de acechar a inmigrantes mexicanos
ilegales, para poder escoltar un convoy de camiones del ejército
mexicano que transportaba toneladas de ayuda para los supervivientes
del huracán Katrina, alojados cerca del Álamo.

Grout no había visto nada igual en los 19 años que ha dedicado a
perseguir inmigrantes ilegales en el chaparral de Texas. "Supongo que
nos tuvieron allá para asegurarnos de que ninguno se escapara una vez
cruzada la frontera", bromeó. "Yo diría que es un gran cambio de
papeles. Es histórico".

La inaudita oferta de ayuda de México —y la aceptación de EE.UU—, ha
tocado la fibra sensible en México así como en el estado de Texas.
Multitud de tejanos se aglomeraban a la entrada de la ciudad, la
semana pasada, agitando banderas mexicanas para dar la bienvenida a
los casi 200 soldados y médicos.

A excepción de un grupo de pilotos que fue entrenado en Texas durante
la Segunda Guerra Mundial, esta es la primera vez que se han
desplegado tropas mexicanas al norte del río Grande desde la Guerra
entre México y Estados Unidos de 1846, la cual le costó a México la
mitad de su territorio.

"Estamos aquí para ofrecer ayuda humanitaria y obedecer las órdenes de
nuestro presidente", dice el general de brigada Francisco Ortiz, el
comandante de la misión, después de que los soldados izaran la bandera
tricolor del país en KellyUSA, antes una base militar de EE.UU.,
convertida ahora en un parque industrial que aloja a casi 6.000
evacuados.

Bajo la constitución mexicana, el ejército tiene la responsabilidad de
tratar con terremotos, huracanes y otros desastres naturales que
afectan al país habitualmente.

A pesar de la merecida reputación que tiene México por su burocracia,
su respuesta ante desastres está libre de las peleas entre autoridades
estatales, locales y federales que plagan Estados Unidos.

Los 225.000 miembros del ejército mexicano aprenden a aplicar su
formación a la ayuda en los desastres. Durante años, México ha enviado
soldados para que ayudaran en los terremotos en Irán, a Venezuela en
los deslizamientos de tierra y a Honduras tras la destrucción causada
por el huracán Mitch.

"Estos muchachos son los mejores", dice el mayor Robert Wagner,
agregado militar de EE.UU. en ciudad de México. "Son capaces de
ponerse en marcha más deprisa que nosotros".

Esto es, cuando les dejan los estadounidenses. Un galimatías de
organismos locales, estatales y federales gestionando el desastre de
Katrina, cada uno con su propio maremágnum de regulaciones, le ha dado
a los mexicanos varios quebraderos de cabeza, llegando a dificultar
sus esfuerzos.

El sábado, por ejemplo, los representantes del Centro para el Control
y Prevención de Enfermedades de Atlanta y el departamento de salud de
San Antonio impidieron a los mexicanos, que habían estado
proporcionando comidas durante día y medio a unos 2.000 refugiados,
que continuaran hasta que pudieran asegurarse de que los cocineros del
ejército cumplían con las normativas de EE.UU., de Texas y de la
ciudad.

Armados con termómetros y cronómetros, los representantes federales y
de la ciudad probaban la temperatura de las comidas y el tiempo
transcurrido hasta ser servidas.

Preocupados por que un guiso de atún elaborado por los cocineros del
ejército mexicano no estaba cocinado correctamente, los oficiales
entraron en un centro de refugiados y dijeron a los desconcertados
soldados mexicanos que dejaran de repartir platos de atún.

Pero el domingo, tras haber satisfecho las reclamaciones
estadounidenses, la cocina de campo mexicana volvía a bullir
preprarando comidas tanto para refugiados como para voluntarios.

El contingente de doctores militares, dentistas y enfermeros de
México, también se enfrentó a problemas regulatorios.

Hasta ahora, les ha sido imposible eludir el requerimiento de que los
médicos mexicanos sean convalidados por el estado de Texas para poder
practicar aquí.

En vez de tratar a las víctimas del huracán, los doctores y enfermeros
mexicanos trabajarán junto a funcionarios de la ciudad en temas de
salud pública en los alojamientos para refugiados.

Durante décadas, los mexicanos han tenido que soportar relatos sobre
su caos e incompetencia comparado con el orden y omnipotencia
estadounidense.

El mes pasado, por ejemplo, EE.UU. escandalizó a México cuando cerró
el consulado de Washington en la ciudad fronteriza Nuevo Laredo cuando
una pandilla atacó con granada los cuarteles de una pandilla rival.

Nuevo México y Arizona también metieron el dedo en la llaga cuando
declararon a sus fronteras con México zonas de desastre, debido a la
creciente inmigración ilegal.

La misión de rescate ha ayudado a aliviar el orgullo herido de México.
Además del convoy militar, México envió un barco de la marina con
helicópteros y equipos de rescate al Mississippi.

"Le estamos demostrando al país más rico del mundo que nosostros si
sabemos cómo hacerlo," escribió el columnista Félix Cortés, detallando
el progreso de las tropas a medida que cruzaban la frontera.
"Reinventan el Álamo," fue el titular del influyente diario de Ciudad
de México Reforma.

Pero más allá del parloteo, los mexicanos comunes y corrientes no se
mostraron deseosos de regodearse con la tragedia del poderoso vecino.

"Piensa lo que quieras de los norteamericanos, y lo que han hecho en
Irak," dice Ismael López, un vendedor de pollos de 33 años en un
mercado callejero de Ciudad de México.

"Pero siempre son los primeros en ayudar a otros cuando sufren este
tipo de cosas. Es rara la vez que podemos ayudar a gente así".

No hay comentarios.: