miércoles, agosto 17, 2005


Apoyo privado a las políticas sociales
por Susan Raymond


Si bien la democracia y la reforma económica con orientación al mercado han inyectado una nueva energía a las economías de Europa Central y Oriental, los cambios ocurridos a partir de 1989 han debilitado los sistemas sociales de la región. Se han recortado presupuestos para atención de salud, se han reducido programas de educación, y hay incertidumbre en torno a la viabilidad de los esquemas de pensión a largo plazo. Al mismo tiempo, muchos de los aspectos positivos de la transformación de la región son atribuibles al surgimiento de un dinámico sector privado.

Estas realidades conducen a una pregunta obvia: ¿Cómo puede el creciente sector privado ayudar a resolver problemas sociales y convertirse en el abanderado de la autodependencia comunitaria? Uno de los críticos elementos en el establecimiento de vínculos entre la reforma económica y el progreso social—particularmente para los grupos más susceptibles de la sociedad—son las obras caritativas por parte de las empresas. Aunque la empresa privada surte beneficios a la sociedad al crear empleos, invertir en comunidades, y crear riqueza, este tipo de obras multiplica estos beneficios al ampliar la visión empresarial.

La filantropía empresarial hace su mayor aporte a través de instituciones que aplican los recursos y conocimientos empresariales a la resolución de problemas sociales. Tales asociaciones e instituciones privadas sin fines de lucro son comunes en Estados Unidos. En efecto, se constituyeron unas 30.000 instituciones sin fines de lucro nuevas en 1995. De cada diez ciudadanos de Estados Unidos, siete pertenecen a por lo menos un grupo sin fines de lucro, y plenamente un 25% de la población tiene afiliaciones con cuatro o más. Las instituciones sin fines de lucro contribuyen anualmente la asombrosa cantidad de 100 millones de horas de trabajo al servicio comunitario. En Estados Unidos, la mayoría de las corporaciones tiene programas de contribuciones a nivel comunitario como también voluntarios que contribuyen para identificar y resolver problemas comunitarios.

En Europa central y oriental—y en efecto en la mayoría de los países del mundo—ni la red de instituciones sin fines de lucro ni la tradición de la filantropía empresarial se encuentra bien desarrollada. Sin embargo, una iniciativa polaca de crear una organización privada para apoyar el Hospital Litewska para Niños es un buen ejemplo de cómo este tipo de estrategia puede ayudar a la comunidad.

Un modelo de la filantropía

En 1993 y 1994, se emprendió un proyecto con apoyo de la US Agency for International Development dirigido a apoyar un programa para levantar capital privado para el Hospital Litewska para Niños en Varsovia, Polonia. Litewska es uno de los hospitales más antiguos de Polonia y funciona como hospital pediátrico primario para Varsovia y como centro de referencia para todo el país. Bajos niveles de inversiones de capital a principios de los años noventa habían dejado al hospital en condiciones precarias, pese a la dedicación de su personal.

A través de su sociedad con Litewska, el proyecto fijó como objetivo crear un prototipo de colaboración pública-privada enfocada en atender las necesidades de atención de salud a nivel de comunidad. El proyecto debía mejorar la calidad de la atención de salud para los niños de Varsovia y garantizar que los beneficios de la reforma económica incluirían el mejoramiento de la salud.

También proporcionaría un mecanismo de apoyo a la infraestructura para la atención de salud en la comunidad misma. El resultado de este esfuerzo ha sido la organización Amigos del Hospital Litewska para Niños (más comúnmente conocida como "Amigos"), una fundación privada sin fines de lucro y totalmente independiente con una junta directiva integrada por ejecutivos de prominentes corporaciones polacas, europeas, y estadounidenses.

Los primeros días del proyecto fueron difíciles. Anteriores escándalos en Polonia relacionados con la desviación de donaciones exentas del pago de impuestos hacia uso personal habían desvirtuado el concepto de las contribuciones caritativas por medio de una "fundación". Una falta de conocimientos del concepto de la filantropía empresarial entre el personal del hospital y los ejecutivos particulares disminuyó el ritmo de avance. Abundaban interrogantes relacionados con la política gubernamental, y la época comunista había dejado un patrimonio de sospecha respecto a todo lo privado y voluntario. Sin embargo, el proyecto empezó a tomar forma con la dirección de unos pocos dirigentes corporativos de Varsovia, la visión de los médicos de más alto rango del hospital, y la energía del Dr. Adam Jelonek, un respetado pediatra polaco.

Los dos primeros elementos de la estrategia para crear Amigos eran aparentemente sencillos. La primera meta fue la creación de una institución con una integridad intachable y con normas gerenciales que a su vez impusieran normas para otras instituciones.
Con la ayuda de expertos estadounidenses en fundaciones, se formó una junta directiva con ocho miembros que debía dar orientación al proceso organizativo inicial. Se informó al ministro de salud sobre el proyecto, obteniéndose su beneplácito. Amigos se estableció con estatutos tomados de instituciones estadounidenses similares, actuando gratis el bufete de abogados Hogan & Hartson como asesores jurídicos y la firma Deloitte Touche como auditores. Los estatutos no sólo fijaron estrictos procedimientos gerenciales sino también estipularon la realización de auditorías anuales y la divulgación pública de los resultados.

Luego de la formación de la junta directiva, se crearon un comité de tesorería y un comité de finanzas para garantizar la integridad financiera. Estos mecanismos aseguraron al gobierno, al hospital, y a los participantes corporativos que Amigos se dedicaría total y exclusivamente a atender las necesidades del hospital. Servicios adicionales proporcionados gratis por BSB Saatchi & Saatchi MC, Citibank, y el grupo Kontrabeska (actualmente Diamond Property Investments) dieron a Amigos una estructura orgánica, una capacidad bancaria, y una junta directiva en sólo tres meses.

La segunda meta fue la de abordar los problemas de atención de salud en una escala en la que pudieran lograrse avances, comenzando con dos proyectos específicos. Primero, se inició una campaña de recaudación de fondos de tres años que permitiera que el hospital reemplazara equipo deteriorado. Ya se ha recaudado la mitad de los fondos necesarios. Segundo, se creó en el hospital el primer programa de voluntarios para dotar a esa institución de personal adicional que ayudará a hacer más alegre la vida de los pacientes pequeños y para forjar vínculos más estrechos entre la comunidad y el hospital. En la etapa de planificación, se informó repetidamente a la junta que un programa de voluntarios nunca daría resultados. Seis meses después de iniciado el programa, se habían inscrito más de 40 voluntarios.

Por supuesto, aún persisten dificultades. La prensa de Varsovia inicialmente anunció el establecimiento de Amigos con mucho escepticismo. Se vieron con mucha sospecha el papel rector asumido por corporaciones no polacas, los orígenes del proyecto en el sector privado, y el vínculo entre Amigos y una entidad del gobierno.

Los críticos también preguntaron cómo una empresa de esta índole podría considerarse significativa dada la magnitud de los problemas del sistema de salud polaco. La junta respondió con una pregunta: ¿Ya que es imposible que el sector privado arregle todos los problemas, por eso no debe hacer nada? Si bien el sistema de atención de salud de Polonia definitivamente no era responsabilidad del sector privado, Amigos se creó con una meta más básica—ayudar a los niños enfermos de Polonia.

¿Quiénes se benefician?

¿Por qué son críticas las obras caritativas por parte de las empresas en el establecimiento de vínculos entre la prosperidad económica y el bienestar social? Cuatro elementos sirven para recomendar la filantropía empresarial a naciones dedicadas a la reforma económica.

Todos ganan. La promoción de la filantropía empresarial es una estrategia clásica de desarrollo económico con la que todos salen ganando. Las corporaciones se benefician al demostrar su compromiso con la comunidad. El fortalecimiento de sus credenciales como "buenos ciudadanos" mejora su imagen en el mercado y contribuye a su éxito comercial. La comunidad se beneficia porque a través de obras caritativas la empresa privada aplica nuevos conocimientos y recursos para satisfacer necesidades comunales. El gobierno se beneficia porque este tipo de filantropía suplementa los limitados recursos públicos.

Democracia estable. La intervención del sector empresarial en los problemas comunitarios—y el surgimiento de instituciones sin fines de lucro—cimienta el pluralismo institucional y la participación ciudadana en el proceso decisorio. En efecto, instituciones privadas independientes son vitales para asegurar la integridad de los procesos democráticos en tiempos de cambio político y problemas económicos.

Sustentabilidad. En todo el mundo, gobiernos y comunidades se preocupan por la sustentabilidad de programas diseñados para ayudar a las personas más vulnerables. Los ciclos presupuestarios y cambios de políticas frecuentemente crean crisis para los programas de ejecución continua. Pero la sustentabilidad se refiere al compromiso de personas e instituciones comprometidas a resolver problemas y no solamente al dinero necesario. El asignar a ejecutivos e instituciones privadas—que no tienen ninguna participación en el ciclo electoral—un papel en la resolución de problemas comunitarios contribuye a la sustentabilidad de los programas sociales.

Afianzamiento de la reforma económica. Cuando la reforma económica no logra aportar beneficios verdaderos a las comunidades, el electorado se ve tentado a "tirar a los malhechores a la calle". Los recortes en los programas de educación, salud, y de otro tipo debilitan el apoyo del electorado al proceso de reforma. Si la respuesta ofrecida por los responsables de las políticas consiste en frenar la reforma, el resultado puede ser la caída del mercado y una merma en las inversiones. En contraste, la reforma económica eficaz robustece a la empresa privada, y la filantropía empresarial distribuye los beneficios de la prosperidad a los segmentos desaventajados de la comunidad.

Una advertencia

Pero se deben tomar ciertas precauciones en este campo. La filantropía empresarial no surge espontáneamente en las economías de libre empresa, ni tampoco es una panacea para las sociedades enfrentando un proceso de cambios sociales y económicos. Es necesario señalar varias advertencias.

Primero, la filantropía empresarial produce resultados positivos cuando tanto las empresas como la comunidad se benefician. Las estrategias dirigidas a promover la filantropía empresarial deben hacer que el sector privado participe como socio en la identificación de necesidades y la formulación de programas, y no sólo como entidad financiera.

Segundo, la política pública debe sentar la base para este tipo de filantropía. La política fiscal es al menos tan importante como las políticas sociales para estimularla. La desgravación fiscal para las iniciativas filantrópicas es crucial, ya que sin ella es posible que las buenas intenciones no se transformen en buenas obras.

Tercero, la filantropía empresarial es un concepto nuevo para la mayoría de las empresas privadas en democracias emergentes. Las corporaciones multinacionales—especialmente las que tienen experiencia en programas comunitarios en Estados Unidos—tendrán que proporcionar dirección y consejos a sus colegas empresariales en Europa central y oriental y en otros países.

Finalmente, los dirigentes en los sectores privado y público deben apoyar el establecimiento de instituciones sin fines de lucro bien administradas. La presencia de una institución bien organizada, profesionalmente administrada, y financieramente responsable es un requisito previo para lograr un compromiso significativo por parte de la empresa privada. Las iniciativas informales sin un punto de enfoque claramente definido no pueden ganar la confianza de los empresarios.

Los programas sociales pueden y deben ser beneficiarios de la reforma económica con orientación al mercado. El desafío para las autoridades gubernamentales y dirigentes empresariales consiste en articular una visión compartida de una política social que atraiga los intereses, conocimientos, y compromiso del sector privado naciente. La prosperidad y el bienestar social no son metas contradictorias, y la innovación en el campo de la filantropía empresarial constituye una de las claves para el logro de ambas.

No hay comentarios.: